viernes, 29 de octubre de 2010

Diez dedos mágicos

A veces las pequeñas sensaciones son las que nos muestran la verdad, a veces nuestros instintos son los que nos llevan a la felicidad, ¿Quién no tiene diez dedos mágicos? 
Al nacer mi médico dijo que yo era una niña grande y fuerte, tenía dos ojos, una nariz, una gran mata de pelo negro, dos ojos oscuros, dos brazos, dos piernas y nada más y nada menos que veinte dedos, cinco en cada mano y en cada pie. Al crecer continué siendo una chica sana y fuerte. Sorprendentemente mantenía mis veinte dedos intactos, cosa que no sucedió con los dientes, se me cayeron unos que decían eran de leche y me crecieron otros mucho más grandes.
Así que descubrí que mis diez dedos de las manos eran mágicos. Me permitían agarrar objetos, escribir, evitar golpes por la noche por que ellos palpaban lo que encontraban a su alrededor... y un día me demostraron que eran mágicos de verdad, descubrí que cuando tocaba a una persona con las yemas de las manos, podía sentir lo que esa persona notaba en aquel instante, provocaban un estado embriagador difícil de describir con palabras.
¿Qué tiene de mágico eso? Os preguntareis. Ya que todo el mundo tiene diez dedos que pueden acariciar y sentir. Pues que mis diez dedos también podían acariciar seres mágicos.
Una noche, tropecé con una chica extraña en un local de baile. Para ser sincera no tenía el aspecto de una persona que frecuentase aquellos garitos, así que mi curiosidad y mis desobedientes dedos decidieron acercarse a aquella chica diferente, que parecía conocerme de algo... Después de unas cuantas copas y algunos bailes, llego el momento de la despedida y mis dedos sin hacerme el más mínimo caso... como poseídos por una fuerza sobrenatural, ayudados por los brazos y las manos que los acompañaban, abrazaron a aquella chica diferente y desubicada.
Transcurrieron algunos días desde aquel encuentro fortuito y mis dedos empezaron a encontrarse mal. Ya no sentían como antes, tropezaban, cuando acaraciaban algo solo me transmitían el calor de aquel abrazo semi desconocido, ni siquiera jugaban con los seres mágicos que habitan mi casa (ver relatos anteriores) y lo peor de todo, ya no querían jugar conmigo. Solamente querían a aquella chica misteriosa.
Mi corazón también latía de forma extraña y diferente, así que me lancé al vacío, busqué a aquella mujer hasta que por fin la encontré y de nuevo sin escucharme abrazaron otra vez aquel cuerpo suave...
Haciéndole caso a mi corazón y a mis diez dedos (que no a mi cabeza). Poco a poco fuí conociendo a aquella mujer y mirad si era mágica que llevamos ya seis años juntas.
¿Vosotras tenéis alguna parte mágica?
palyginti kainas