miércoles, 30 de enero de 2008

Las duendecillas y su amor

Historia de la simpática pareja de duendes féminas que regalan amor con sus rosas. (viene del post “la duendecilla y la rosa” )

Hace miles de años el mundo era muy diferente al que nosotros conocemos actualmente, cientos de seres fantásticos poblaban las montañas y los mares, los bosques y las ciudades. Todos los seres cumplían una función, todos poseían algún poder mágico que solían utilizar para ayudar a los vecinos o bien para defenderse de los enemigos que también existían. Nuestra historia se remonta al alejado valle de las rosas donde habitaban unos fantásticos duendes que se dedicaban a cuidar los rosales mas bellos que jamás pudieron ver ojos humanos ni siquiera imaginarlos.

Estos duendes eran unos seres muy longevos podían llegar a vivir miles de años y tenían unas costumbres sociales muy arraigadas basadas en el respeto a la naturaleza, la magia y el amor; eran comprensivos, pacientes, sabios pero con un enorme defecto eran pequeños y físicamente débiles si los comparábamos con los gnomos, los centauros, los caballos alados o con los gigantes que poblaban las montañas. Por ello desde que nacían se estimulaba su inteligencia y sus múltiples poderes mágicos que algún día relataremos con mas calma.

En este valle de rosas residían Marcela y Jezabel dos duendes hembra jóvenes e impulsivas. Se habían criado juntas, sus familias moraban en rosales cercanos (que decir tiene que estos duendes usaban los propios rosales de hogar) y ellas correteaban, bailaban y aprendían en la escuela casi todo lo que los duendes necesitaban. Les encantaba utilizar las hojas mojadas por el rocío de la mañana para lanzarse a modo de tobogán por ellas o colarse en los hogares de los duendes guerreros para ayudarles a espantar a las plagas o a las abejas demasiado ambiciosas.

Marcela y Jezabel crecieron juntas y tuvieron sus amores en el valle tanto duendecillos como duendecillas, pero en el fondo ellas sabían que mas que amistad lo que sentían era amor. Un día se besaron y desde ese momento ninguna de las dos fue capaz de separarse de la otra. Incluso llegaron a construir un pequeño escondite en unos rosales azules que nadie utilizaba ya, donde daban rienda suelta a su amor y a su imaginación.

En su mundo, el respeto al amor y a la pareja era excesivamente elevado y cuando una pareja quería casarse, tenía que superar las pruebas que los ancianos indicasen para poder ser lo que nosotros conocemos como matrimonio. Como los sabios del valle consideraban a las inocentes duendes demasiado juguetonas para poder tener una familia, decidieron que Marcela y Jezabel viviesen fuera del valle tres días sin la protección de los demás vecinos.

No conocían mas que los rosales, los arboles, ríos, el resto de seres eran totalmente extraños para ellas. Trazaron un plan, construyeron un refugio en el tronco de un viejo roble para no pasar frío, negociaron con una paloma vigilancia y protección a cambio de hojas de rosas y utilizaron un truco mágico que habían aprendido en la escuela de duendes a convertirse en invisibles ante cualquier peligro desconocido.

Al pasar los tres días al valle de los rosales, las recibieron con vítores y alegría y vivieron en el valle durante muchos años, amándose felizmente con el apoyo de los suyos.

martes, 29 de enero de 2008

Las Gaviotas

Relato nocturno, las gaviotas o las odias o las amas, como a las lesbianas....

Provengo de una ciudad costera y marinera, el mar con su olor, su humedad y sus constantes cambios ha acompañado toda mi vida marcando un carácter que a veces resulta un poco fuerte para quien no me conoce. Describir el mar y las gentes marineras del norte de España en este blog, parece una proeza demasiado grande, muchos poetas han gastado ríos de tinta intentándolo y basando su obra maestra en ello, así que desde mi humildad dejamos esa parte de la historia para otro momento o quizás para obras de otra índole.

En las ciudades costeras como en la que resido es extraño no encontrar gaviotas volando por entre los tejados o rompiendo el silencio de la noche con sus gritos, a veces si te sientas en un parque en el centro de la ciudad las puedes ver con sus majestuosas alas planeando encima de tu cabeza, demostrando que tienen un perfecto cuerpo aerodinámico diseñado para surcar los cielos y los mares.

Me encanta sentarme en el puerto a observar como llegan y se van los barcos pesqueros, ver como a su vez a las aves saludando y buscando su sustento entre las redes de los marineros. A las gaviotas o las odias o las amas, casi como el universo con las lesbianas.

Hace un par de noches, soñé que era una gaviota surcando el cielo observando a la ciudad desde el aire con mis ojos de pájaro, sumergiéndome entre las olas del mar para volver al cielo a demostrar mi poderío conseguido por la naturaleza. Practicaba un vuelo rasante a gran velocidad por una playa apartada y tropecé con la vista con una preciosa pareja de chicas escondida en unas rocas. Posé mis patas en una pequeña barca que me permitía curiosear y ver a estas mujeres de cerca.

Nunca viera a nadie acariciarse con tal ternura, parecía que las manos de ambas a la hora de tocarse o abrazarse estuviesen tocando un vaso del cristal mas fino y frágil del mundo. Cruzaban e intercambiaban miradas enviándose miles de mensajes y sentimientos en cada pestañeo, hablaban y reían como si nadie ni nada existiese en el mundo mas que ellas.

Incluso llegaron a sacarse la ropa para zambullirse en el frío mar nocturno a la luz de la luna, mostrando sus cuerpos firmes jóvenes y bien formados. Se unieron en el medio de las olas con un beso tierno y pasional, indescriptible para una gaviota como yo, mi pico no me permitía besar a ninguna mujer.

La enamorada pareja se dio cuenta de mi presencia en la lancha de madera y decidieron que formase parte de su juego porque comenzaron a salpicarme agua del mar para que me marchase y eso hice, respetando mi condición de ave cotilla.

Regrese a mi cama, ya en mi cuerpo de mujer, dormí pensando en que esa bella pareja eramos tu y yo, cuando me desperté me invadió una pregunta ¿porque ante tal amor muchos sectores opinan que el lesbianismo es una enfermedad o que no tenemos los mismos derechos? A estas personas les recomiendo que sean gaviotas y observen aunque solo sea por una noche algo mas que su ombligo y sus erróneos principios.

lunes, 28 de enero de 2008

La duendecilla y la rosa

Relato de una extraña pareja y de la flor mas utilizada en el amor, quizás os sirva para entender porque algunas cosas se convierten en simbolos utilizados para conquistar a una dama.

Dormía plácidamente en mi cama después de un largo día de trabajo y estrés, me gusta meterme en la cama y taparme hasta las orejas a escuchar el silencio, esa noche por fin conseguía relajarme, estaba en esa fase del sueño entre la realidad y el nirvana el momento en el que no se distingue si estas despierta o en el paraíso del descanso y la imaginación, me encanta ese momento de ensoñación.

Algo se movió encima de mi escritorio, supuse sería una ráfaga de viento agitando alguna de las hojas siempre desperdigadas o quizás las tres rosas que había adoptado esta tarde y que acompañaban la decoración de mi hogar, no le presté atención y decidí seguir en mi estado de descanso y relax. Comencé a escuchar una preciosa canción tocada con una flauta dulce, era una melodía alegre y divertida, tanto, que los dedos de mis pies se movía al ritmo de esa alegre composición musical (lo cual me hizo darme cuenta que no soñaba ese barullo salía de la mesa).

Me levante despacio de la cama e intente fijar la vista para averiguar de donde provenía el alboroto. Descubrí algo sorprendente, dos pequeños seres de color verde correteaban por la mesa de madera, brincando y bailando al ritmo de la flauta. Realmente no eran verdes, llevaban unas ropas de ese color, con unos gorros muy graciosos y unas botas marrones, eran igualitos que las ilustraciones de los cuentos de duendes. Los observe detenidamente durante unos minutos, eran duendecillos hembra, tenían unos pequeños y formados pechos y debajo del gorro parecían llevar unos recogidos de flores en el pelo.

-Buenas noches-me dijo una de las duendecillas.
-Hola-respondí, quizás un poco asustada.

Me quede con la boca abierta, mirando como dos seres fantásticos tenían una fiesta montada en mi cuarto. No me atrevía ni a toser. Eran ágiles y hermosas y desprendían tal alegría que me daban ganas de ponerme encima de los folios a bailar con ellas.
-¿Quienes sois?-pregunte
- Somos las guardianas de las rosas, nos encargamos de cuidar estas flores y como tú siempre tienes algunas, hemos venido aquí.

Relataron su historia, las duendecillas hace miles de años vivían en unos campos donde solamente nacían rosas, las mujeres duende eran felices en esos campos manteniendo, cuidando y mimando los rosales. Pero el ser humano decidió que en esos campos se iban a construir castillos y ciudades, poco a poco esas rosaledas desparecieron y con ellas estos diminutos seres, que ahora persiguen las rosas para cuidarlas y disfrutar de su olor y presencia.

La fantástica pareja, era eso, pareja. En su mundo solo se unían en matrimonio aquellos que estuviesen realmente enamorados, tengamos en cuenta que tienen una longevidad milenaria, así que para casarse tuvieron que superar miles de pruebas para demostrar al resto de residentes del campo de rosas que podían ser felices para siempre. Algún día os contaré esa historia.

Cuando consumaron su amor prometieron que las rosas procedentes de su rosaleda, solo las podrían cuidar aquellas personas que estuviesen realmente enamoradas, ademas, si esto se cumplía, si una de las personas regalaba una rosa, las duendecillas se encargaban de que esa flor desprendiese una fragancia que prolongase el amor e hiciese que cada recuerdo de pareja fuese inolvidable, por lo menos, mientras la rosa se mantuviese fresca.

Si la rosa se marchitaba en un tiempo prudencial toda esta magia se mantenía en el tiempo, mientras la pareja recordase el momento del regalo de la flor, el resto dependía de ellos.
Lógicamente mis nuevas amigas me recomendaron regalar un rosal, ya que así no solo las rosas estarían mas frescas y sanas, ellas podrían seguir regalando amor y pasión, teniendo un lugar donde su amor longevo podría durar mucho mucho mas tiempo.

Si amáis a alguien regalad una rosa y no os olvidéis de dejar un hueco para las duendecillas del amor.

viernes, 25 de enero de 2008

Mi regalo mágico

Los objetos mágicos no siempre nos proporcionan poderes sobrenaturales y fuerzas maravillosas. A veces, el detalle mas insignificante, se puede convertir en mágico.

Todos los regalos que recibo de una persona, sea la que fuere, los considero importantes y especiales. Bien por el detalle, porque el presente ha sido de una persona especial, o quizás resulta que ese pequeño o gran paquete era un capricho. Me encanta, además, que sean sorpresas inesperadas o bien un intercambio de regalos, regalar también es algo que me encanta y apasiona, pero ese es otro tema.

Uno de los obsequios más importantes que me han echo fue un simple anillo de plata, simple, con un dibujo grabado zigzagueando alrededor. La primera vez que lo puse en el dedo fue delante tuya, sonreías y tu mirada penetrante acompañaban tus palabras de amor y ternura. El anillo me lo habías regalado para que me cuidase y no permitiese que tirase la toalla por nada del mundo, para que cuando me mirase al espejo dijese eso de “Tú vales, nena” lo cual me encantó. Por no decir que estaba y estoy tan enamorada de ti, que el echo de llevar un regalo tuyo en el dedo, me hace sentir que estás siempre a mi lado.

Mi anillo de plata poseía un enorme secreto que ni siquiera conocías, era un anillo mágico, como esos de los cuentos, tenía una sorpresa en su interior. Era algo que, quizás a la persona que lo llevaba en el dedo no le traía enormes beneficios materiales, ni era tan poderoso como el del “Señor de los Anillos”, ni me daba superpoderes como en los anillos de los cómics. Ese pequeño objeto redondo de plata que se ajustaba a mi dedo, me unía a ti.

Me hacía sentir lo que tu sentías, desde el momento en que noté la alianza en mi dedo, supe cuando llorabas, aunque no estuviese a tu lado. Supe también cuando sentías que el miedo acechaba, cuando reías, cuando la melancolía embargaba tu corazón. Aprendí a ver cosas en tu interior, que hasta el momento ignoraba; tu fortaleza, tu paciencia, tu espiritualidad, todo.

Dicen que cuando dos enamorados llegan al altar y se intercambian los anillos delante del cura, sucede eso, se unen e intentan que sea para siempre. Eso es mágico, grande, poderoso, no tiene para esta servidora otra explicación. Cuando tu me obsequiaste ese anillo, con tus poderes mágicos o con los del anillo, me convertiste en una mejor persona; gané confianza en mi misma ya que la persona que amaba siempre estaba a mi lado, en los buenos y en los malos momentos. Podía llamarte cuando estabas triste, podía ser picarona y provocarte cuando querías jugar entre las sabanas a algo más que abrazarnos o bien cuando yo quería.... Cuando el desanimo comenzaba a cernirse sobre mi cabeza, el anillo brillaba y luchaba para levantarme.

En este mundo en el que vivimos, los pequeños objetos y los detalles mas ínfimos mezclados con grandes y sinceros sentimientos, se convierten en mágicos como mi anillo. Cuando somos niñas nos cuentan historias de habichuelas y casas de chocolate, de princesas encantadas y dragones poderosos. Al llegar a la edad adulta todo eso que nos hizo crecer y creer se convierten solo en cuentos. Pero no lo olvidéis, todo lo que nos rodea posee algo de magia a nuestro alrededor, a veces es algo como lo de mi anillo mágico que favorece que pueda estar unida a la persona que mas amo en el mundo, a veces, tienes una rendija mágica en la habitación (véase el post “Soy Sueño...”) o quizás puedas tener un pequeño duendecillo en casa, o un hada... Quien sabe.

miércoles, 23 de enero de 2008

La princesa, la herrera y el dragón

Aventura de la escapada de las recién casadas a su nuevo hogar (viene del post anterior)


No todos los seres del reino estaban felices con la boda de la princesa con el joven caballero, (en realidad la hija del herrero) mientras la pareja ultimaba los detalles para su viaje a un castillo alejado para disfrutar de su intimidad, el malvado y temible conde Emilio, acechaba entre las sombras buscando un motivo, un detalle que pudiese utilizar en contra de la princesa.

El conde Emilio era un ser tenebroso, disfrutaba haciéndole daño a todas las personas que se acercaban a él, o simplemente que no pensaban u obraban como al conde le parecía correcto. Emilio no podía soportar que la princesa se hubiese casado con una persona más joven y fuerte que él y le producía urticaria el mero echo de ver a la bella dama feliz, así que, elaboró un plan para librarse de ese desconocido personaje que había conseguido enamorar y llevarse a la princesa.

El conde era un gran cetrero, tenía un búho que utilizaba para vigilar todos los movimientos de los seres del reino, ordenó al búho vigilar a la pareja , para saber la debilidad del caballero y librarse de él, lo único que tenía que hacer ahora era mantenerse a la espera y recibir la información que este inusual espía le proporcionaba.

Mientras tanto, la princesa y la herrera, disimulaban en publico su gran secreto, incluso descubrieron la forma de ponerle una pequeña barba a la herrera para disimular. En privado se besaban, se acariciaban, se surraban bellas palabras de amor al oído, y contaban los días que faltaban para ir por fin a su esperado nuevo hogar. Un día decidieron ir al lago a bañarse en el lago por la noche, cuando nadie las podía vigilar, se sacaron la ropa y el búho espía del conde, las descubrió.

Como el malvado ser, consideraba que las mujeres no sabían luchar y pelear, decidió esperar a su marcha al nuevo castillo, les preparó una emboscada para que la herrera cayese muerta, como mujer -según su lógica- no iba a poder resistir el ataque de sus hombres, contrató a dos mercenarios y se frotó sus frías manos imaginándose como la princesa caería en breve en sus brazos buscando consuelo.

Al igual que las muchachas no contaban con este inesperado ataque, el conde no contaba con que la herrera tenía una protección oculta; un dragón la protegía, cuando era niña, la herrera protegió un huevo de dragón solitario y desde aquella tenía los favores de este mágico animal, que la defendía de todo mal.

Llego el día, las mujeres partieron felices hacía su hogar, llevaban un carro lleno de regalos y un amor que las acompañaría en ese viaje y para el resto de sus días, al caer la noche, acamparon en el medio de unos arboles que las protegían del frío. Comenzaron a escuchar ruidos de cascos de caballos y vieron a un grupo de hombres armados dirigiéndose hacía ellas.

La herrera llamo a su amigo el dragón para que las protegiese por si sucedía algo que no pudiesen solucionar. De repente los hombres vieron un enorme dragón rojo que salía del bosque donde dormían las mujeres, los caballos se desbocaron por el miedo, y los que continuaron el camino para hacerles daño a las protegidas del animal, fueron derribados por el coletazo del protector. El dragón dirigió su vuelo a casa del conde Emilio, y echo fuego por la boca y rugió simplemente por asustar al malvado ser.

La princesa y la herrera continuaron su camino, a veces, lo que no se conoce, es lo mejor que te puede suceder.

martes, 22 de enero de 2008

La princesa y la plebeya

Cuento de princesas para lesbianas, no siempre necesitamos un principe azul a nuestro lado.(Resumen de la historia "La princesa y la plebeya" )

Hace muchos, muchos años, nació la princesa mas hermosa de la historia de las princesas, era tan perfecta que podría relatar su belleza en miles de páginas agotando todos los adjetivos y metáforas que existen en el mundo. Todos los caballeros y príncipes del mundo deseaban casarse con esta mujer de fama lógicamente extendida por todos los reinos, de norte a sur, de este a oeste, de los reinados mas modestos a los reinados mas ricos y poderosos.

Pero esta princesa rechazaba todas las peticiones que recibía, absolutamente todas, nadie sabía la razón y esto, extendía rumores por todos los rincones, aunque a ella las criticas le daban igual.

-Me casaré por amor-decía.

Pero con tan variado elenco de pretendientes no se enamoraba nunca de ninguno y esto preocupaba a todos los que amaban a la princesa, ya que el amor hace feliz a las personas y como una mujer tan hermosa no era capaz de amar. Todo aquello era inconcebible

El herrero del castillo, tenía a su vez una hija. Era una mujer también muy hermosa y con mucho carácter ya que había sido educada para mantener la profesión de su padre, era la única hija del señor herrero y tenía un secreto, un sueño, un deseo, amaba a la princesa de sangre noble y mujer, un imposible, teniendo en cuenta las circunstancias.

Un día cansada ya de ver pasear a la princesa decidió hacerse una armadura y fabricar una espada, ligera como una pluma, pero resistente como la mejor mandoble del lugar, se vistió con esta armadura y cuando la princesa paseaba por los jardines del castillo se acerco a ella.

-Esto es para vos-dijo la hija del herrero entregando la ligera y hermosa espada.

-¿Para mí?-respondió la sorprendida princesa

-Si, yo no soy un rico príncipe, ni un guapo caballero, pero puedo protegeros y haceros feliz. Puedo enseñaros a reír, llevaros a conocer el mundo a lomos de mi caballo, puedo acariciar vuestros cabellos y vuestra piel con dulzura y puedo serviros, como llevo toda mi vida.

Dicho esto, la joven herrera se marchó con su padre y dejo a la princesa a solas en el jardín. La noble mujer paseo durante horas, por el castillo, por el lago, dio vueltas por los salones, y no paraba de sonreír, ya tenía su amor, nunca nadie había demostrado tal desfachatez, ni tal sinceridad y ese pequeño gesto hizo temblar el corazón de la hija del rey.

Se escapo a casa del herrero y trazaron un plan, disfrazaron a la fuerte muchacha de joven caballero, ensayaron sus modales e inventaron una historia para convencer al pueblo. Tan bien lo hicieron que a los pocos meses el obispo de la zona las casó.

Se alejaron del reino para que la herrera pudiese disfrutar de su feminidad y fueron felices para siempre, aunque tuvieron que vivir muchas aventuras que algún día serán relatadas en este blog.

lunes, 21 de enero de 2008

Soy Sueño...

Historia para sobrellevar las noches en vela, sobre todo si duermes lejos de mí.


Tengo una rendija en mi habitación, es una rendija mágica, me permite desplazarme e ir a donde yo quiera con el pensamiento o en sueños, e incluso me deja tocar, sentir y oler, cosas que no tengo en mi cuarto. Pero mi pequeño secreto solo funciona en unas condiciones muy especiales, solo funciona cuando estoy enamorada y solo me permite visitar sitios que me recuerden a mi amada.(es fácil visitar cualquier sitio, si el amor llama, todos los lugares te recuerdan a esa persona.)

Me he enamorado de ti, te he visto, sueño contigo todas las noches, deseo tenerte entre mis brazos y hacerte mía, deseo que me acaricies, deseo simplemente que me desees. Pero es difícil llegar a ti, es complicado, por circunstancias, poder oler tu cuerpo todas las noches y despertarme relajada a tu lado después de sentir múltiples orgasmos una sola noche o quizás dormir a tu lado nada mas, que no es poco.

He de confesar que usado la rendija, mi secreto. No podía dormir, te añoraba, deseaba tocarte y... que mas puedo decir en mi defensa, me escape la noche pasada a tú cama, dormías plácidamente, me vuelve loca verte dormir me pasaría horas contemplándote.... Me acosté a tu lado, sentí tu respiración, tu calor, tu cuerpo pegado al mío, tu paz dormida... y no lo pude evitar te acaricié. Pasee las yemas de mis dedos por tu espalda dibujando pequeños círculos, recorrí tu piel y tus curvas como si fueses una carretera echa solo para mi; tu cuerpo se estremeció y tu respiración paso de relajada a intensa.

Besé tu cuello libre ya de sabanas y mantas, acaricié tu pelo, me inunde de tu olor, recorrí tus caderas con mis manos, pasee mis dedos por tu pelvis y abriste las piernas como si de un resorte se tratarán y, por culpa de mi rendija mágica y de tus encantos, me perdí; me colé entre tus piernas y bebí del néctar mas maravilloso que ha creado Dios, bebí de ti, olvidándome quizás que estabas dormida y que para ti, yo solo era tu sueño.

Tu cuerpo se estremeció, tembló, te despertaste y yo, por miedo a que descubrieses mi secreto nocturno, me escondí. No pude ver que hacías tras las mantas, supuse que darte el placer que yo, desde mi habitación no podía, desee ser tu mano, tus dedos, y... como no podía hice lo mismo que tú, se que no me creerás, llegamos juntas, nuestros corazones latieron al unisono esta noche, esta noche he sido tu sueño, y tu serás por siempre el mío.

martes, 15 de enero de 2008

Desde que te conozco me gusta el frío

Esta es una pequeña reflexión nocturna de como convertir una noche de perros en una noche inolvidable, en tono de humor, ya sabéis todo ficción
Noche de Amor y...
Hacía frío, fuera llovía con furia, las gotas de agua golpeaban los cristales de las ventanas y el viento aullaba como un lobo solitario y hambriento. Con este panorama decidimos quedarnos en casa, tapadas hasta las orejas, la calefacción encendida al máximo y como no algo imprescindible en este tipo de situaciones: palomitas y patatas fritas junto con una película y muchos mimos y caricias.
Una de las cosas que más me apasiona de una mujer, es lo cómoda que puede resultar una noche de frío, apoyas tu cabeza en su pecho, colocas tu brazo sobre su vientre y cuando menos te lo esperas estás durmiendo plácidamente como si fueses un bebe, es fantástica esa sensación de protección que se siente en ese momento, la expresión “estar flotando en una nube” se queda corta. ¿Alguien conoce algo mejor?
El caso es que, el calor en la intimidad, un montón de chicas fantásticas en la tele, la sensación de protección, y... esos maravillosos pechos donde suelo apoyar la cabeza, supusieron esta vez, no una maravillosa fiesta, si no una sensación en mi entrepierna que difícilmente podía disimular. ¿Que hacer para no estropear una noche practicando sillón-bol de mimos y caricias y descanso? Algo infalible para bajar la libido: pensar en Fraga en pelotas.
Lo mas divertido de una situación como esa es que, nunca sabes lo que piensa la otra persona, al principio de la relación estarías ignorando al sofá, a las palomitas y a todo lo que tuvieses delante por disfrutar de la herencia escrita de Safo y Bilitis con prácticas de 80 créditos experimentales en horizontal. Pero después de 6 años ya no se sabe... así que una decide explorar en los anuncios para ver como reacciona la inolvidable fuente de placeres donde apoya su cabeza, no solo para dormir....
Caricias por aquí, besitos por allá, cosquillitas por el otro lado, bromas, insinuaciones, confesiones, el fin del stress... Mi premio deseado. ¿ a quien no le gustan las noches de invierno?

viernes, 11 de enero de 2008

Carta de amor para una lesbiana


No es una historia exactamente, ni una poesía, ni un relato, pero a veces leer una carta nos enseña mucho, aquí tenéis esta pequeña carta, dedicada a la persona que mas amo.



Carta a la mujer amada.
Me gustaría ser un genio de la literatura y comenzar escribiendo “Quisiera escribir los versos mas tristes esta noche...” porque las palabras son el mayor arma para poder describir lo que siento hacía ti. Te amo. Soy una mujer enamorada de otra mujer, soy una persona perdida cuando no estás a su lado, soy una chica de ojos tristes cuando no siento tu cuerpo a mi lado por las noches, soy una bala perdida en el horizonte cuando no pones freno a mis locuras diarias. Te amo
Mi mayor crimen en esta vida, es amar a una mujer, muchas personas y en muchas partes del mundo, me castigarían y me juzgarían por ello, en mi propio país aunque nos podamos casar lo hacen, se le llama hipocresía. Pero a pesar de todo, a pesar de no tener un euro, a pesar de no estar dentro de los cánones estipulados como “belleza femenina” (no uso una talla 38), a pesar de sufrir precariedad laboral, Te amo, y te amaré siempre.
Tu eres la sonrisa que espero por las mañanas, la caricia que saca mi mal humor, el abrazo cuando estoy desconsolada, el placer infinito cuando estamos en la cama, el sueño cuando duermo, el futuro, cuando no veo salida, el consuelo cuando lloro, la lágrima, cuando estas triste. Tu eres todo lo que he esperado durante toda mi vida, tu eres ese amor que relataban en las películas y yo decía: “eso no existe”; existe y es lo que siento cuando estoy contigo.
Llevo una coraza de frialdad y de dureza que solamente tú, puedes desnudar y destrozar con cuatro palabras y una mirada, haces que tiemble cuando te veo desnuda al salir de la ducha, y haces que me ría cuando pones cara de niña pequeña. Me has enseñado a sentir y todos los días me muestras lo bello que puede ser el mundo, aunque en mi interior a veces lo vea todo negro y sin salida. En el fondo, me has enseñado a amar, y por ello te adoro, te sigo, te respeto y te admiro.
Me has enseñado también a hacer el amor, a dejarme llevar, y, aunque solo lo haga contigo, me has enseñado a mostrar mi verdadero yo, oculto debajo de mi gran muro de defensa.
Te preguntarás porque te escribo esta carta y porque la pongo aquí. Fácil, quiero pedirte perdón, por no demostrarte siempre todo lo que siento; sigo aprendiendo, espero que quieras seguir siendo mi maestra. Quizás esta carta no se asemeje ni medio átomo a lo que realmente lleva mi corazón, que, aunque joven, a veces, parece cansado y viejo. Pero no lo olvides. Te amo.
Y quiero también con esta carta, reivindicar que como lesbiana, mi pena capital, es cogerte de la mano por la calle, acariciarte, o besarte después de bailar una canción de amor juntas. No elegí amarte, lo siento así, no lo puedo controlar, y si lo hiciese ya no sería amor, simplemente no sería. Quiero formar una familia a tu lado, quiero hacerme vieja junto a ti, y recordar en la vejez la primera vez que hicimos el amor, quiero tener hijos y tener nietos, testigos y redactores de una historia de amor real de nuestra vida. Me gustaría tener a alguien además a quien las dos juntas, pudiésemos transmitir ese amor. Te amo.
A menudo tengo miedo, de no ser lo suficientemente buena para ti, o de no ganar lo suficiente para tener un hogar digno... pero lo intento, y lo seguiré intentando, día tras día, y noche tras noche, para poder hacerte mi mejor regalo: mi corazón, porque nada más tengo para ofrecerte, como reza la canción de Los Panchos: “Alma, corazón y vida...”
Ojalá alguna vez, dejen de juzgarnos, aislarnos, torturarnos, insultarnos, por tener algo, que esas personas homofobas, no tendrán en su vida: amor.
Te amo. Un poeta, mezclaría adjetivos, sinónimos, metáforas, utilizaría su mejor retórica para reconquistar a su pareja, yo no soy poeta, ni escritora, así que te dedico las dos palabras mas hermosas que conozco mezclado con el sentimiento mas grande que tiene el ser humano, o por lo menos, servidora como mujer. Tu y amor. Te amo.
Pasionaria

martes, 8 de enero de 2008

Genova 2001.


NUNCA SE ME DIO DEMASIADO BIEN ESCRIBIR HISTORIAS, PERO AQUÍ TENÉIS UNA SEMI-BASADA EN UN ECHO REAL, ESPERO QUE OS GUSTE.


GENOVA 2001 (PARTE 1)
No siempre sucede todo como una desea, no todas las revoluciones son fáciles, ni todos los cambios resultan como uno espera, todo comenzó hace ya muchos años (o por lo menos a mí me lo parecen) era joven, rebelde y luchaba por una serie de ideas y utopías que rozaban por lo menos, el sueño de dos tercios de las personas que habitan este planeta. Era antimilitarista, revolucionaria, anti capitalista, anti casi todo lo que no fuese un mundo igualitario, sigo siéndolo pero hubo algo y alguién que hizo que todo este cúmulo de luchas sociales se viesen por lo menos menguadas y apaciguadas.
Corría el año 2001, yo estudiaba y llegaba el verano, era junio y en los ambientes en los que me movía existía un gran revuelo y una gran excitación nos íbamos a las movilizaciones en Italia anti globalización, era la primera vez que iba a salir de España, y también era la primera vez que iba a sentir en mi propia piel lo que significaba ser toda una activista internacional. Lo teníamos todo preparado, dormiríamos en el estadio Carlini, donde tendríamos talleres, charlas y preparativos de las manifestaciones, mesas etc, para una persona joven como yo, y aunque la mayoría de mis amigas no lo comprendiese, era casi un sueño echo realidad, iba a luchar de verdad, iba a gritar, iba a exigirle a los 8 países mas grandes del mundo, un mundo mejor, y yo iba a estar en primera línea.
El caso es que, después de ahorrar, conseguir un coche, buscar la ropa apropiada, por fin comenzamos el viaje a lo que iba a cambiar mi vida radicalmente, lógicamente en el viaje llevábamos nuestras cervezas y nuestros “cigarros especiales” No recuerdo ya, cuantas horas de camino fueron, pero se pasaron en seguida, tuvimos algún problema en la frontera y nos llegaron a contar que Berlusconi tenía misiles tierra-aire para la defensa del G8 (yo iba a unas manifestaciones, pero allá cada uno...), llegamos al Carlini por fin, montamos la tienda de campaña y allí estaba ella...
Una chica, alta. Joven y con los ojos, mas oscuros y mas profundos que había visto en mi vida, estaba en la organización, preparaba los talleres y nos colocaba por zonas, nos explicaba cuantos frentes había en la lucha y esas cosas que la verdad era, U(a mi me sonaban un poco a chino,) pero extrañamente no le podía quitar los ojos de encima, nunca me había pasado eso con nadie; me miraba y me derretía, así que hice todo lo posible en mi mano, para pegarme a ella, durante toda la estancia en Genova.
La primera noche, me atreví incluso a invitarla a una copa de “kalimotxo” se llamaba rosa y era de algún colectivo comunista, se tomaba todo aquello, muy pero que muy en serio, y se notaba que quería protegernos a aquellos que ibamos por primera vez a una revolución como aquella, y yo, no podía dejar de mirar esos ojos, ni dejar de preguntarme porque me atraía una mujer.
Rosa, me cogió de la mano y sin saber como, ni cuando ni, porque, me llevo a su tienda de campaña, fui detrás de ella me senté encima de su saco de dormir y espere, tímidamente su reacción, temblaba, estaba a solas con ella y no me atrevía ni a toser. Busco algo en su mochila
-Esto es para tí-me dijo
-¿que es?
-Un recuerdo-sonrío.
Eran unas pegatinas y unas chapas anti-g8, cuando las estaba mirando me beso, y sentí que podría estar entre sus brazos toda mi vida. Si el amor a primera vista existe, lo encontré en Genova. No puedo describir en un folio, lo que sentí con aquel beso, ni siquiera me atrevería a hacer una larga descripción de como reaccionaba mi cuerpo, mi mente y mi corazón ante sus caricias, solo puedo hacer una odiosa comparación y es que nunca, nadie, me hizo sentir lo que aquella noche aprendí, y si le tuviese que poner un calificativo a aquella lección, le llamaría amor.
Extrañamente me arropo con su saco, y cuando podíamos pasarnos toda la noche haciendo el amor, solo me pidió que descansase que mañana era un largo día.
Cuando me desperté ya no estaba en la tienda, me desperece, me asee, salude a mis compañer@s de viaje y como no, busque a mi amada, la encontré, me guiño un ojo y continúo con su trabajo. Estaba explicando que ese día había una manifestación de emigrantes y que teníamos los talleres de defensa para los que ibamos a intentar acceder a la zona roja para boikotear la reunión. Yo me quede en los talleres, esta vez no por Rosa, si no por miedo, las autoridades nos indicaron que los policías no iban a llevar pistolas y que iba a ser todo lo más pacifíco posible. Antes de salir a la manifestación me dio un enorme beso y me dijo, no te separes de mí, y si cargan, no te quedes atrás.
Comenzamos la manifestación cantando, llevábamos defensas echas de cartón, protecciones, cascos, mascaras anti gas. Parecía que en vez de ir a una mani, iba a la guerra, y la guerra fue... comenzaron a cargar antes incluso de que llegasemos a la zona prevista, había diez mil policías en la ciudad, utilizaron prácticas militares y nos echaron gas lacrimogeno mezclado con gas pimienta, les daba igual a quien pegaban, nos tuvimos que defender con piedras y correr, como nunca corrimos en nuestras vidas. No entendía a que venía tanta agresividad, íbamos desarmados. Yo buscaba a rosa en el medio de la multitud, me torcí el tobillo en el medio de la calle y me caí en al suelo, no quería seguir, no entendía nada.
Rosa me levanto,
-no te quedes atrás, vamos!!! Estamos cambiando el mundo
-No sé si estoy cambiando el mundo, pero esto es una guerra!!!
Dejaron de cargar y nos re-organizamos, comenzamos de nuevo y pacíficamente la marcha y cuando nos dimos cuenta estabamos rodeados de nuevo de policías por todos los sitios, Rosa, tal cual heroína sacada de cuento de hadas me protegío, me callo algún que otro porrazo, pero conseguí salir de alguna forma, de repente se escucharon disparos, vimos como caía un muchacho al suelo y durante unos segundos se hizo todo se hizo silencio, acaban de matar a Carlo Giuliani, tenía 24 años.
Lloré, no entendía nada de lo que estaba sucediendo a mi alrededor, insulte a los policías, patalee, fue Carlo, pero podría haber sido cualquiera de nosotros.
El punto de inflexión en la historia del Movimiento de Resistencia Global fue Génova. La durísima represión, por parte de los carabinieri italianos, fue ampliamente difundida por los medios de comunicación de masas, todavía es hoy el día que no me borro esas imagenes de la cabeza. Al igual que antes no puedo describir lo que sentí en ese momento.
Regresamos al estadio a descansar, no sabiamos que hacer, no podíamos dejar pasar así la muerte de un compañero, pero a la manifestación unitaría iban a ir familias enteras con niños. Decidimos continúar con una marcha pacifíca, Rosa esa noche me consoló, creo que lo hicimos mutuamente, era muy extraño, con todo lo que sucedía a nuestro alrededor entre sus brazos se paraba el mundo, me sentía protegida y abrigada a su lado, a pesar de todo, dormimos como bebes esa noche.

sábado, 5 de enero de 2008

A Marcela y Elisa

El link a este blog desde la web a desbancando a Marcela Y Elisa. así que voy a copiar la visión de Espido Freire sobre estas dos pioneras del matrimonio Homosexual en españa.

UNA HABITACIÓN PROPIA
Marcela y Elisa: Maestras naúfragas
por ESPIDO FREIRE
La borrosa fotografía de la boda muestra a un hombre alto, en apariencia más joven que la mujer vestida de negro, con tocado oscuro y gesto serio, que se apoya en su brazo. Sus nombres eran Marcela Gracia y Mario Sánchez. Comenzaba junio de 1901, y en La Coruña la primavera tardaba; los trajes de los contrayentes parecen más adecuados para el invierno gallego, dilatado y lluvioso. El padre Cortiella, que ofició la boda, había bautizado a Mario un par de semanas antes, el tiempo justo para publicar las amonestaciones; se sentía orgulloso de haber convertido a aquel joven de unos 30 años, hijo de un inglés ateo, al que el amor de una señorita de buen nombre, hija de un oficial, había interesado por el catolicismo.
La ceremonia fue rápida, los padrinos dieron fe de su validez, y los novios pasaron la noche de bodas en la pensión Corcubión, de la calle de San Andrés. Mario había confesado al padre Cortiella que había dejado embarazada a Marcela, y que deseaba que el niño naciera decentemente. A partir de ahí, el escándalo. Cuando Marcela regresó a Dumbría, la localidad donde impartía clases, los vecinos reconocieron a su marido: nada de Mario, nada de pasado inglés. El joven era, en realidad, Elisa Sánchez, la maestra de Vimianzo, que cada noche, desde hacía varios años, recorría la docena de kilómetros que las separaba para compartir la casa escuela con Marcela. Las dos maestras, mujeres de carácter, educadas y de buena cuna, eran muy conocidas en la zona, que las había visto compartir hogar sin sospechar nada fuera de una amistad o una conveniencia frente a la soledad.
Muchos colegios de la época impedían que las maestras de primaria se casaran. Las normas que regían su comportamiento obedecían a lo que esperaba la sociedad de una mujer que trabajaba fuera de casa, pero que, al mismo tiempo, debía ser el ejemplo de los niños a su cargo. Con la prohibición de usar maquillaje o vestidos vistosos, por supuesto de beber o fumar (pocas mujeres de clase media se permitían caer en esos hábitos), un horario estricto y el férreo control de los vecinos, las maestras rurales tendían a relacionarse entre sí por la propia excepcionalidad de su trabajo. El sueldo que recibían era tan pobre como reflejaba el peculiar dicho español: pasar más hambre que un maestro de escuela. La soledad y la incomprensión acompañaban a las pocas mujeres que se arriesgaban a un oficio así.
Se habían conocido, muy jóvenes, en la Escuela Normal de Maestras de La CoruñaPero a Marcela y a Elisa no les preocupaba, posiblemente, el aislamiento; se enfrentaban a otros problemas mayores, invisibles y concretos. Se habían conocido, muy jóvenes, en la Escuela Normal de Maestras de La Coruña y se habían enamorado de tal modo que la familia de Marcela, menos ingenua que otras, había sospechado pronto de aquella relación. La amistad entre ellas excedía los límites recomendados, incluso los de una sociedad que negaba la homosexualidad en general y desconocía, en particular, la femenina, y que por lo tanto se encontraba deseosa de interpretar a su manera la cercanía y el afecto entre dos mujeres. Como panacea, de uso dudosamente eficaz, enviaron a Marcela a estudiar a Madrid. Quizás su familia gozara de más medios, o de mayor influencia que la de Elisa, que no reaccionó. Marcela, lesbiana, con interés por el estudio, con la voluntad de vivir por sí misma, no debió ser una hija cómoda; pero mientras pudieran, intentarían corregir su desviación, y convertirla en una mujer ejemplar. Sin duda, creían con fuerza en que actuaban por su bien.
La separación, posiblemente absoluta (cartas interceptadas, una distancia, Madrid-Coruña, casi insalvable entonces, quizás la resignación ante el poder paterno, o el destino) duró unos pocos años. Los primeros destinos de las dos mujeres las acercaron de nuevo: una comenzó a enseñar en Couso. La otra, en Vimianzo, una parroquia muy cercana. Pronto comenzaron a vivir juntas. Frente a la familia, que lo sabía (debían saberlo, la madre de Marcela fue acusada de presenciar, sin impedirlo, los acontecimientos) y la comunidad, que lo toleraba, Elisa decidió dar un paso más.
Vivían en una tierra de naufragios, de marineros que desaparecían con familias en tierra a sus espaldas y de viajes interminables. Un primo náufrago prestó el nombre y parte de su historia a Elisa. Se cortó el pelo, se agenció ropas de hombre, y pasó a llamarse Mario. Mario surgido del mar, de las catástrofes, nacido de nuevo. Pidió otro certificado de estudios, se aseguró de que la Iglesia, con el bautismo y la comunión, legitimara su existencia.
Sus vecinos, que podían cerrar los ojos ante lo que no conocían, o intuían a medias, no continuaron indiferentes. El matrimonio sin hombre, la perversión de las dos maestras, fue portada de los diarios gallegos, primero, y de los madrileños, después. El castigo fue fulminante: ambas perdieron el trabajo, fueron excomulgadas, y se dictó una orden de busca y captura, que debió encontrarlas primero en Vigo, y luego en Oporto, el último lugar por el que se sabe que pasaron. Allí se embarcaron, posiblemente hacia Argentina, como tantos otros gallegos.
Las normas para las maestras allí (se conoce un escalofriante contrato de 1923 en el que las maestras deben de vestir una doble falda, no pueden abandonar la escuela entre las ocho de la noche y las seis de la mañana, y se les prohibe mostrarse en establecimientos del centro) no parecían prometerles mayor libertad. No se sabe qué fue de ellas, ni si lograron engañar a sus nuevos compatriotas. Si hubieran nacido ahora ¿no las habrían acosado de manera parecida?
No sorprende la censura de su matrimonio homosexual: hubiera sido ingenuo esperar otra cosa en aquella España conservadora, ignorante y aislada, apenas conocedora de las pérdidas de un imperio que se desmoronaba. Tampoco extraña la determinación de las maestras; ante las grandes dificultades se forjan los grandes amores. Pero es terrible pensar en el vacío de aquellas dos escuelas, en las maestras sustitutas, condenadas al frío social y a una conducta intachable. En los niños analfabetos tirando de las vacas o cortando berzas para el caldo, libres de la cantinela de las tablas de multiplicar o los afluentes del Ebro, que morirían, adultos y aún ignorantes, en la Guerra Civil; en cuánto importaba la moral, las apariencias, el qué dirán, qué poco la enseñanza. Exactamente como ahora.

Comenzamos

Las chicas del andamio, nos embarcamos en un nuevo proyecto, lógicamente siempre ligado a nuestro pequeño rincón www.elandamiodeenfrente.es.tl, en este espacio queremos ir subiendo poco a poco textos e historias echas por nosotras mismas, queremos sumarnos a la lectura, que a veces tanto ayuda, así que ya sabéis, si quereis participar, enviar vuestros cuentos a Pasionaria, que teneis el contacto en la web arriba citada, o bien por aquí.
Gracias y bienvenidas al nuevo espacio del andamio.
¿quien quiere ser la primera?
palyginti kainas