viernes, 25 de enero de 2008

Mi regalo mágico

Los objetos mágicos no siempre nos proporcionan poderes sobrenaturales y fuerzas maravillosas. A veces, el detalle mas insignificante, se puede convertir en mágico.

Todos los regalos que recibo de una persona, sea la que fuere, los considero importantes y especiales. Bien por el detalle, porque el presente ha sido de una persona especial, o quizás resulta que ese pequeño o gran paquete era un capricho. Me encanta, además, que sean sorpresas inesperadas o bien un intercambio de regalos, regalar también es algo que me encanta y apasiona, pero ese es otro tema.

Uno de los obsequios más importantes que me han echo fue un simple anillo de plata, simple, con un dibujo grabado zigzagueando alrededor. La primera vez que lo puse en el dedo fue delante tuya, sonreías y tu mirada penetrante acompañaban tus palabras de amor y ternura. El anillo me lo habías regalado para que me cuidase y no permitiese que tirase la toalla por nada del mundo, para que cuando me mirase al espejo dijese eso de “Tú vales, nena” lo cual me encantó. Por no decir que estaba y estoy tan enamorada de ti, que el echo de llevar un regalo tuyo en el dedo, me hace sentir que estás siempre a mi lado.

Mi anillo de plata poseía un enorme secreto que ni siquiera conocías, era un anillo mágico, como esos de los cuentos, tenía una sorpresa en su interior. Era algo que, quizás a la persona que lo llevaba en el dedo no le traía enormes beneficios materiales, ni era tan poderoso como el del “Señor de los Anillos”, ni me daba superpoderes como en los anillos de los cómics. Ese pequeño objeto redondo de plata que se ajustaba a mi dedo, me unía a ti.

Me hacía sentir lo que tu sentías, desde el momento en que noté la alianza en mi dedo, supe cuando llorabas, aunque no estuviese a tu lado. Supe también cuando sentías que el miedo acechaba, cuando reías, cuando la melancolía embargaba tu corazón. Aprendí a ver cosas en tu interior, que hasta el momento ignoraba; tu fortaleza, tu paciencia, tu espiritualidad, todo.

Dicen que cuando dos enamorados llegan al altar y se intercambian los anillos delante del cura, sucede eso, se unen e intentan que sea para siempre. Eso es mágico, grande, poderoso, no tiene para esta servidora otra explicación. Cuando tu me obsequiaste ese anillo, con tus poderes mágicos o con los del anillo, me convertiste en una mejor persona; gané confianza en mi misma ya que la persona que amaba siempre estaba a mi lado, en los buenos y en los malos momentos. Podía llamarte cuando estabas triste, podía ser picarona y provocarte cuando querías jugar entre las sabanas a algo más que abrazarnos o bien cuando yo quería.... Cuando el desanimo comenzaba a cernirse sobre mi cabeza, el anillo brillaba y luchaba para levantarme.

En este mundo en el que vivimos, los pequeños objetos y los detalles mas ínfimos mezclados con grandes y sinceros sentimientos, se convierten en mágicos como mi anillo. Cuando somos niñas nos cuentan historias de habichuelas y casas de chocolate, de princesas encantadas y dragones poderosos. Al llegar a la edad adulta todo eso que nos hizo crecer y creer se convierten solo en cuentos. Pero no lo olvidéis, todo lo que nos rodea posee algo de magia a nuestro alrededor, a veces es algo como lo de mi anillo mágico que favorece que pueda estar unida a la persona que mas amo en el mundo, a veces, tienes una rendija mágica en la habitación (véase el post “Soy Sueño...”) o quizás puedas tener un pequeño duendecillo en casa, o un hada... Quien sabe.

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